Esta guía explora cómo invertir con propósito puede transformar tu capital en una fuerza para el bien social y ambiental, sin sacrificar la rentabilidad.
La inversión con propósito va más allá de la filantropía: busca un triple retorno económico, social y ambiental. No se trata solo de maximizar beneficios financieros, sino de generar un efecto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
Este enfoque está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, que plantean metas para combatir el cambio climático, reducir la desigualdad y promover el bienestar global.
En España, la inversión de impacto creció un 58% en 2022, alcanzando 1.208 millones de euros. A nivel global, este mercado ha llegado a un volumen estimado de 715.000 millones de euros en apenas tres años.
Fondos como Cofides (400 millones) y el ICO (100 millones) han demostrado el interés institucional por financiar proyectos con propósito. Además, los recursos del Next Generation EU destinan al menos el 37% de sus 140.000 millones de euros a iniciativas sostenibles en nuestro país.
Las empresas orientadas al impacto doblan su valor de mercado cuatro veces más rápido y obtienen un rendimiento del capital mayor al 5,9% en comparación con la media.
Otros beneficios incluyen:
La inversión ESG (Ambiental, Social y Gobernanza) se centra en el “cómo” opera la empresa y busca mitigar riesgos. En cambio, la inversión de impacto se enfoca en el “qué” problemas soluciona la actividad empresarial.
Una evaluación rigurosa es esencial para garantizar credibilidad, atraer capital y consolidar el propósito en el corazón de la estrategia empresarial.
Iberdrola destinó 384,4 millones de euros en 2023 a renovables y eficiencia energética, logrando reducción significativa de costes y mayor resiliencia.
El programa Repsol Impact Hub impulsa startups de tecnologías limpias y transición energética, demostrando que la colaboración público-privada potencia la innovación.
Invertir con propósito permite:
El 25% de los consumidores españoles ya se considera “eco-activo”, demostrando un mercado en expansión.
El principal reto es demostrar escala y rentabilidad en España para cerrar la brecha con mercados más maduros. Se requieren incentivos fiscales y modelos de cofinanciación como el “90/10” francés.
Además, es imprescindible desarrollar un lenguaje y métricas comunes que permitan comparar y escalar las inversiones de impacto a nivel global.
La inversión con propósito no es una moda, sino un imperativo y oportunidad para inversores, empresas y sociedad. Combina crecimiento financiero con soluciones a retos globales, posicionando a los pioneros como líderes en una economía sostenible y equitativa.
Referencias